Muchas veces se diagnostica (o una cree tener) una depresión posparto cuando en realidad se trata de un estado de tristeza habitual y esperable que ocurre luego del nacimiento del/ de la bebé, conocido como “baby blues”. Es importante conocer los síntomas y las diferencias entre ambos.
Los síntomas del baby blues los presentan entre un 50% y un 85% de las mujeres puérperas y pueden durar hasta dos semanas aproximadamente luego de nacido el/la bebé. Podemos encontrar: llanto frecuente, sentirse agobiada, ansiedad, tristeza, dificultades en el sueño y en el apetito, irritabilidad, dificultades para concentrarse.
En la depresión posparto la tristeza es de manera persistente, hay una pérdida del interés por actividades que anteriormente le eran placenteras, hay una incapacidad por desarrollar las actividades cotidianas. Hay mucha culpa, llanto incontrolable, sentimiento de desesperanza, insomnio o sueño excesivo, pérdida del apetito o exceso del mismo, la mujer se aísla de amig@s y familiares, presenta problemas para vincularse emocionalmente con el/la bebé, tiene fatiga extrema, falta de concentración, ansiedad, ataques de pánico.
Hay muchos escenarios que pueden colaborar en que una mujer desarrolle una depresión posparto: su red de apoyo, el acompañamiento de la pareja, el tipo de embarazo que tuvo, si buscó/deseó ese embarazo, etc.
Es fundamental poder identificar y reconocer cómo nos estamos sintiendo y no sentirnos malas madres ni culpables por las emociones que afloran. Pedir ayuda. ¿Cuándo es el momento de solicitar apoyo profesional? Es muy subjetivo. Desde mi perspectiva, no hay que estar soportando dolor de ningún tipo y el dolor emocional es muy profundo. Entonces mi sugerencia es consultar con un/a profesional de la salud mental cuando tú lo evalúes necesario.