En el consultorio, habitualmente mis pacientes traen a las sesiones distintas situaciones que las preocupan.
Al empezar a analizarlas, la primera observación apunta a visibilizar cómo esa preocupación viene a ser como una nube gigante. Por ejemplo: “no llego a tiempo a limpiar toda la casa en el día y me estreso”. Más allá de cuestiones a tener en cuenta respecto de planificación, organización, distribución de tareas entre l@s miembr@s de la familia, es necesario revisar las metas que (nos) estamos planteando.
Limpiar toda la casa en un día (+ cocinar, + cuidar de hij@s, + teletrabajar, + etc etc etc) es una META IDEAL y difícil de alcanzar, cuestión que nos agobia y nos genera frustración.
Entonces la idea es empezar a revisar las metas que nos proponemos para intentar que sean METAS MÁS REALISTAS y accesibles; por ejemplo: “aspirar el living y limpiar el baño”.
De esta forma una gran PREOCUPACIÓN como “limpiar toda la casa” la empezamos a dividir en pequeños bloques de OCUPACIONES como “aspirar living” y “limpiar baño”.
Trabajar en nuestras expectativas, poder identificar qué está y qué no está bajo nuestro control, es clave para el cuidado de la salud mental de las mamás.