Como el modo de comunicación de l@s bebés no es el lenguaje hablado por l@s adult@s, la creencia es que no entienden lo que les estamos diciendo. Siguiendo esta lógica entonces no tendría sentido hablarles y mucho menos dar explicaciones. Sin embargo esto no funciona tan así.
L@s bebés van reconociendo poco a poco la entonación que utilizamos, cómo decimos las cosas y, si nosotr@s les hablamos y les explicamos lo que va a ocurrir con antelación, les permite anticiparse a la situación y su comportamiento es probable que sea diferente. Laura Gutman dice: “¿Por qué es necesario que los niños sepan lo que va a suceder? Porque tienen derecho a organizar su entendimiento al igual que los adultos. Un niño se ‘prepara’ para vivir en ausencia de su madre durante tres horas, se ‘prepara’ para aceptar rostros desconocidos que se vuelven ‘amigables’ si la mamá los nombra.”
Es importante hablarles a nuestr@s hij@s de cómo estamos y de lo que vamos a hacer. Si nos vamos a ir, despedirnos y no desaparecer de pronto (como si el bebé no se diera cuenta que una no está más).
Es cuestión de ponerse en su lugar: imaginen que alguien que queremos se va de viaje por 6 meses. Por supuesto l@ vamos a extrañar pero, si sabemos previamente que se va, podemos hacerle una despedida, abrazarl@ y prepararnos para su ausencia y luego para su regreso. En cambio, si se va de un día para el otro sin decirnos nada, nuestro desconcierto y angustia serán enormes. Entonces esto mismo hay que poder trasladarlo al mundo de l@s bebés.
Es sanador poder decirle al bebé: “hoy no tengo un buen día, dormí poco anoche y te pido perdón por haberte gritado.” Verán que algo en nosotras se alivia al pronunciar estas palabras y algo también se modificará en el comportamiento del / de la bebé.