Antes de ser mamá me encantaba hacer planes con amigas. Programábamos encuentros para salir, comer rico y tomar algo. También nos juntábamos en una casa conversábamos, reíamos y demás. Hablábamos de nuestros trabajos, parejas, viajes, deseos y palabras como pañales, extractor de leche o rotavirus no estaban dentro de nuestro vocabulario.
Ahora que soy mamá también me siguen gustando esos planes pero pareciera que la nueva categoría de mamá borra un poco esa posibilidad. No me refiero al hecho en sí de salir con amigas sino que se borra la posibilidad de ser plan para las amigas que no tienen bebés.
Me gustaría ser invitada y de última ser yo la que diga que no puede (o no quiere), que no me animo a separarme aún de noche de mi bebé, que estoy cansada o lo que sea. Pero no me gusta que decidan por mí, que no me consideren. Tal vez se sorprendan y mi respuesta sería un “sí, puedo y quiero verlas”. Porque fui (y soy) mamá pero no dejé de ser mujer y amiga. Y me junto con #amigasmamas a hablar de brotes de crecimiento, crisis de sueño, la decoración del cumple pero también deseo juntarme con mis amigas de siempre y poder hablar de otras cosas.
Sepan que las extraño.
La soledad de la maternidad también está compuesta por personas de tu entorno que se alejan en un momento de la vida donde tal vez más las necesites.
No dejemos solas a nuestras amigas mamás aunque no seamos mamás, aunque hayamos sido mamás hace años, aunque seamos mamás pero pensemos distinto de nuestras maneras de maternar.