¿Cómo se imaginaban la maternidad antes de ser mamás? Seguramente ese imaginario dista bastante de lo que están viviendo actualmente, ¿verdad? En mi caso, antes de que naciera mi hija, no me imaginaba todo color de rosa, pero mis expectativas respecto de los tiempos y de la transformación de mi identidad eran diferentes de cómo los estoy viviendo ahora.
Hay una presión social, cultural, política y económica respecto del rol que debemos desarrollar las mujeres dentro y fuera de la casa. Están las expectativas de l@s demás (pareja, familia, amig@s, jefes, etc) pero también están nuestras propias expectativas.
Hay un ideal de perfección: hay que ser buena madre, buena dueña de casa, buena trabajadora, buena esposa. Tenemos que poder con todo y más. Querer cumplir impecablemente en todos estos aspectos es terriblemente desgastante, agotador e imposible.
Es importante poder trabajar en relación a lo que esperábamos y a lo que es para cada una hoy la maternidad. A veces ese contraste suele ser muy fuerte y nos provoca angustia, culpa, ansiedad por no cumplir con esos estándares preestablecidos.
La realidad de la maternidad es particular para cada una, seguramente nos ocurrirán cosas similares entre nosotras pero cada mamá, cada papá, cada familia le brinda sus matices al ejercicio de la mapaternidad.
Hay que validar el vaivén de emociones propias de esta etapa de la vida. Hay que poder sanar aquellas cuestiones de nuestra propia infancia y crianza que nos pudieron haber hecho daño.
Para poder criar saludablemente es importante trabajar nuestras expectativas para disfrutar nuestra realidad.